LÁSER DIODO

Elimina el vello a través de una energía lumínica con una precisión extraordinaria de pequeños diodos y semiconductores que todos juntos forman un haz de luz.

¿Qué es el láser de diodo?

Es la eliminación del vello a través de una energía lumínica con una precisión extraordinaria de pequeños diodos y semiconductores que todos juntos forman un haz de luz. Se aplica en máquinas de depilación del vello con inmejorables resultados.
El láser de diodo se caracteriza fundamentalmente por tener una longitud de onda más larga que las otras opciones disponibles en el mercado (800nm frente a los 755 nm del láser Alejandrita por ejemplo), de manera que este láser penetra algo más en la piel, por lo que está indicado para pieles más oscuras o para vello más grueso y profundo. Por lo cual, funciona muy bien para pieles muy claras pero siempre que el vello sea grueso o mediano.
Concretamente, el láser de diodo es especialmente recomendable, para ella como para ellos y para partes del cuerpo de gran extensión, como puede ser la espalda o el pecho. Por tanto, es un tipo de láser especialmente recomendado para los hombres. ¡Si quieres deshacerte de esos horribles vellos en el pecho y espalda, el láser de diodo está hecho para ti!

Ventajas del láser de diodo
-Al tener una mayor longitud de onda, penetra mejor en la piel por lo que está recomendado para todo tipo de pieles.
-Esta mayor longitud de onda provee una penetración más profunda y segura en la piel.
-Personas con el vello marrón o negro son las más beneficiadas por este tipo de láser.
-Está especialmente indicado para áreas del cuerpo de gran extensión, lo que permite un tratamiento seguro y sin dolor.

¿Cómo es el procedimiento?
Es necesario usar unas gafas de protección para los ojos. A veces, puedes sentir un pequeño hormigueo o escozor en la zona sobre la que se aplica el láser. El tiempo de cada sesión puede variar desde los 15 minutos hasta 1 hora, dependiendo una vez más de la extensión de la zona a tratar.
La duración total habitual del tratamiento es de entre 5 meses y un año, aunque este periodo puede fluctuar dependiendo del tipo de tratamiento, piel y persona.